Orden de protección en casos de violencia de género: cómo solicitarla y qué derechos ofrece

Orden de protección en la violencia de género

Cuando una persona es víctima de violencia de género, es común que no sepa por dónde empezar para protegerse o qué herramientas legales tiene a su disposición. La sensación de inseguridad, miedo y vulnerabilidad puede hacer que te sientas atrapada en una situación que parece no tener salida. En esos momentos críticos, una de las medidas más efectivas para garantizar la seguridad de la víctima es la orden de protección.

Sin embargo, muchas personas no saben cómo solicitar una orden de protección ni qué derechos les otorga. ¿En qué consiste exactamente este recurso legal? ¿Cuáles son los pasos que debes seguir para obtenerla? Y, lo más importante, ¿cómo te puede proteger a ti y a tus seres queridos?

Este artículo busca resolver todas esas dudas. Te explicaremos, de manera clara y directa, cómo funciona una orden de protección, qué medidas impone al agresor y qué derechos te garantiza como víctima. Si te encuentras en una situación de violencia de género o conoces a alguien que lo esté, esta información puede ser clave para proteger tu vida y tu bienestar.

Sigue leyendo para descubrir cómo este recurso legal puede ser el primer paso hacia tu seguridad y la de quienes te rodean.

¿Qué es una orden de protección en casos de violencia de género?

Una orden de protección es una resolución judicial que busca garantizar la seguridad y protección de una persona que ha sido o puede ser víctima de violencia de género. Se trata de una herramienta clave en el sistema judicial español para brindar una respuesta inmediata a aquellas situaciones donde la víctima corre un riesgo evidente, y su vida o integridad física está en peligro.

Características principales de la orden de protección

Esta medida tiene un carácter urgente y preventivo, lo que significa que puede dictarse rápidamente, generalmente en las primeras 72 horas después de que la víctima presente una denuncia por violencia de género. Una vez solicitada, el juez evalúa la situación y toma una decisión basada en las pruebas y testimonios disponibles. La prioridad es evitar más agresiones y proteger a la víctima, sus hijos, y otras personas en situación de vulnerabilidad (por ejemplo, familiares dependientes).

Al concederse una orden de protección, el agresor recibe una serie de restricciones que pueden incluir:

  • Prohibición de acercarse a la víctima: El agresor no podrá estar a menos de una cierta distancia de la víctima, de su domicilio, lugar de trabajo o cualquier otro sitio frecuentado por ella.
  • Prohibición de comunicación: El agresor no podrá establecer ningún tipo de contacto con la víctima, ya sea por teléfono, mensajes, correos electrónicos o redes sociales.
  • Desalojo del domicilio familiar: Si el agresor convive con la víctima, puede ser expulsado inmediatamente del hogar, y se prohíbe su retorno sin autorización judicial.
  • Medidas para proteger a los hijos: Si hay menores implicados, se pueden establecer medidas que regulen la custodia y el régimen de visitas del agresor.

Ámbito de aplicación de la orden de protección

Es importante tener en cuenta que la violencia de género no solo se refiere a agresiones físicas. También abarca la violencia psicológica, emocional, sexual o económica ejercida por un hombre sobre una mujer dentro de una relación afectiva o matrimonial, actual o pasada. La orden de protección se aplica en cualquier caso donde se detecte un patrón de abuso, maltrato o control que pueda poner en peligro a la víctima.

¿Quién puede solicitar una orden de protección?

Cualquier mujer que sea víctima de violencia de género puede solicitar una orden de protección, independientemente de si ha mantenido una relación formal (matrimonio) o informal (noviazgo, convivencia) con el agresor. Además, otras personas cercanas, como familiares o amigos, también pueden solicitar la orden en nombre de la víctima, si se considera que la víctima está en una situación de especial vulnerabilidad o si por miedo o presión no se atreve a dar el paso.

Asimismo, las órdenes de protección no están limitadas a la víctima directa de la violencia. Los hijos menores y otras personas dependientes también pueden estar cubiertos por las medidas cautelares impuestas, ya que la violencia de género suele tener un impacto profundo en el entorno familiar.

Relación entre la orden de protección y las medidas cautelares

La orden de protección no es solo una simple prohibición de acercamiento o contacto, sino que también incluye una serie de medidas cautelares. Estas medidas pueden variar según la gravedad de la situación y las necesidades de la víctima, pero todas ellas tienen como objetivo garantizar la seguridad inmediata y prevenir futuros actos de violencia.

Entre las medidas cautelares más comunes se incluyen:

  • Medidas penales: Las que se aplican directamente sobre el agresor, como la privación de libertad provisional (detención), la prohibición de porte de armas o el establecimiento de un control telemático (pulsera de control) para asegurar que se cumplan las órdenes de alejamiento.
  • Medidas civiles: Incluyen la regulación de la custodia de los hijos menores, la fijación de un régimen de visitas vigilado, y el uso y disfrute exclusivo del domicilio familiar para la víctima y sus hijos.
  • Medidas de asistencia social: Ofrecen a la víctima acceso a servicios de apoyo como asistencia psicológica, asesoramiento legal y protección económica (si se encuentra en una situación de dependencia económica respecto del agresor).

La importancia de actuar rápido

Una de las grandes ventajas de la orden de protección es que se puede solicitar inmediatamente después de la denuncia. No es necesario esperar a que se celebren juicios largos o complicados para garantizar la seguridad de la víctima. El juez, ante la denuncia, evalúa el riesgo de manera rápida y, si es necesario, dicta la orden de protección para minimizar el peligro inminente.

En este proceso, los abogados especializados en violencia de género juegan un papel crucial. Ellos no solo asesoran a la víctima sobre cómo proceder, sino que también se encargan de tramitar la solicitud de la orden de protección ante el juez. De esta manera, se asegura que todos los aspectos legales sean considerados y que la víctima esté completamente informada sobre sus derechos.

Duración y renovación de la orden de protección

La orden de protección no es indefinida. Generalmente, tiene una duración limitada que puede variar según el caso y la evolución de la situación. Sin embargo, la víctima tiene derecho a solicitar la prórroga de la orden de protección si el riesgo persiste. En estos casos, el juez revisará las circunstancias y decidirá si es necesario mantener o ajustar las medidas impuestas.

Es importante destacar que la orden de protección se puede modificar si las circunstancias cambian. Por ejemplo, si el agresor incumple alguna de las medidas, el juez puede imponer sanciones más severas o reforzar las medidas cautelares. Por eso, es esencial que la víctima permanezca en contacto constante con sus abogados para asegurarse de que su seguridad esté siempre garantizada.

Cómo solicitar una orden de protección

Solicitar una orden de protección es un paso fundamental para garantizar la seguridad de las víctimas de violencia de género, y debe hacerse lo antes posible una vez que se ha producido un acto de violencia o cuando existe un riesgo inminente. Aunque el proceso puede parecer complejo o intimidante, la legislación española ha diseñado un sistema accesible y rápido para que las víctimas puedan obtener esta protección de manera eficiente.

A continuación, te explicamos de manera detallada los pasos para solicitar una orden de protección y qué aspectos debes tener en cuenta durante todo el proceso.

Paso 1: Presentar una denuncia

El primer paso para solicitar una orden de protección es interponer una denuncia por violencia de género. Esta denuncia puede realizarse en varios lugares, dependiendo de tu situación o nivel de comodidad:

  • En una comisaría de policía: Puedes acudir a la policía local o nacional para denunciar los hechos. En algunas comisarías, hay unidades especializadas en violencia de género que cuentan con personal capacitado para atender este tipo de situaciones con la máxima sensibilidad.
  • En el juzgado: También puedes presentar la denuncia directamente en los juzgados de guardia. Allí, además de recibir tu denuncia, podrán tramitar inmediatamente la solicitud de la orden de protección.
  • A través de un abogado especializado: Es altamente recomendable que cuentes con el apoyo de un abogado especializado en violencia de género, ya que podrá asesorarte desde el primer momento sobre los pasos a seguir y gestionar la denuncia y la solicitud de la orden de protección de manera más eficiente.

¿Qué necesitas para presentar la denuncia?

Cuando presentes la denuncia, es fundamental que detalles de manera clara y precisa los hechos violentos que has sufrido. Proporciona la mayor cantidad de información posible, incluyendo:

  • Fecha y lugar de los incidentes.
  • Descripción del agresor (relación con la víctima, características personales).
  • Pruebas o evidencias que respalden la denuncia: mensajes de texto, correos electrónicos, fotos de lesiones, informes médicos, testigos, entre otros.

Recuerda que no necesitas tener todas las pruebas en ese momento para presentar la denuncia. La denuncia es el primer paso, y las pruebas pueden recopilarse más adelante con la ayuda de tu abogado y las autoridades.

Paso 2: Solicitar la orden de protección

Una vez que has presentado la denuncia, puedes solicitar la orden de protección de inmediato. En la mayoría de los casos, la misma autoridad que recibe tu denuncia (ya sea en la comisaría o en el juzgado) iniciará automáticamente la tramitación de la solicitud de la orden de protección. Esto significa que no necesitas hacer una solicitud por separado; el procedimiento suele ser conjunto.

Asesoramiento y acompañamiento

Si te resulta difícil o abrumador enfrentar este proceso sola, puedes contar con el apoyo de organizaciones de ayuda a víctimas de violencia de género o solicitar la asistencia de un abogado. Además, muchas comisarías tienen a disposición trabajadores sociales o psicólogos que pueden acompañarte durante la denuncia.

Paso 3: Comparecencia ante el juez

Tras la presentación de la denuncia y la solicitud de la orden de protección, el caso pasará a ser evaluado por un juez de guardia. Este proceso se realiza de manera urgente, normalmente dentro de las 72 horas siguientes a la denuncia. Tanto la víctima como el agresor serán citados a una audiencia judicial, donde el juez escuchará a ambas partes antes de tomar una decisión.

¿Qué sucede durante la comparecencia?

Durante la comparecencia, el juez evaluará:

  • El relato de los hechos proporcionado por la víctima.
  • Pruebas y evidencias que respalden el testimonio de la víctima.
  • Posición del agresor, quien también tendrá la oportunidad de presentar su versión de los hechos.

Aunque pueda parecer una situación tensa, es importante que acudas a esta audiencia acompañada de tu abogado, quien se encargará de defender tus intereses y asegurar que la comparecencia se desarrolle en un entorno seguro.

Paso 4: Resolución del juez y medidas cautelares

Una vez escuchadas las partes, el juez tomará una decisión en función de la gravedad de los hechos denunciados y del riesgo que perciba para la víctima. Si considera que existe un riesgo inmediato para tu seguridad, dictará la orden de protección, que incluirá una serie de medidas cautelares para protegerte.

Medidas cautelares comunes en una orden de protección:

  1. Orden de alejamiento: El agresor tendrá prohibido acercarse a la víctima a una distancia mínima determinada, que puede variar dependiendo de cada caso. Esto incluye lugares como el domicilio, el lugar de trabajo o los sitios frecuentados por la víctima.
  2. Prohibición de comunicación: Además de no poder acercarse físicamente, el agresor no podrá comunicarse con la víctima de ninguna forma, ya sea por teléfono, mensajes, redes sociales o correo electrónico.
  3. Desalojo del domicilio familiar: Si el agresor convive con la víctima, el juez puede ordenarle que abandone el domicilio de inmediato, dejando la vivienda a disposición de la víctima y sus hijos (si los hay).
  4. Medidas relacionadas con la custodia de los hijos: En los casos donde hay hijos menores de edad, el juez puede establecer un régimen de visitas supervisado o suspender temporalmente el derecho del agresor a ver a los hijos.

Paso 5: Notificación y cumplimiento de la orden de protección

Una vez que el juez dicte la orden de protección, las autoridades se encargarán de notificar al agresor sobre las medidas impuestas. A partir de ese momento, el agresor estará obligado a cumplir estrictamente con las condiciones establecidas en la orden de protección. El incumplimiento de cualquiera de estas medidas puede derivar en sanciones penales, que pueden incluir multas o incluso penas de prisión.

Es importante que, en caso de que el agresor incumpla alguna de las medidas impuestas, lo notifiques de inmediato a las autoridades. El incumplimiento de la orden de protección es considerado un delito grave, y las autoridades actuarán rápidamente para protegerte.

Importancia de contar con abogados especializados

Contar con el apoyo de abogados especializados en violencia de género es fundamental durante todo este proceso. Los abogados te ayudarán no solo a presentar la denuncia de manera adecuada, sino también a garantizar que se soliciten las medidas más adecuadas para tu protección. Además, podrán guiarte en la solicitud de otras ayudas y recursos a los que tengas derecho, como el acceso a protección social, asistencia psicológica o ayudas económicas si tu situación lo requiere.

Paso 6: Seguimiento y renovación de la orden de protección

La orden de protección tiene una duración limitada, pero puede ser renovada si el juez considera que el riesgo persiste. Es recomendable que mantengas un contacto constante con tu abogado para hacer un seguimiento del caso y asegurarte de que todas las medidas de protección siguen siendo eficaces. Además, tu abogado puede solicitar la renovación o modificación de la orden si surgen nuevas circunstancias o si el agresor incumple las medidas impuestas.

¿Qué derechos ofrece una orden de protección?

Una orden de protección no solo garantiza medidas inmediatas para alejar al agresor de la víctima, sino que también otorga una serie de derechos fundamentales a las personas afectadas por la violencia de género. Estos derechos están diseñados para proporcionar seguridad, apoyo y asistencia en varios ámbitos de la vida de la víctima, no solo durante el proceso judicial, sino también en su día a día. Entender bien qué derechos te ofrece una orden de protección es esencial para poder aprovechar todas las herramientas que la ley pone a tu disposición.

Derecho a la protección física y psicológica

El derecho más evidente y fundamental que otorga una orden de protección es el de la protección física. La orden de protección incluye medidas que obligan al agresor a mantenerse alejado de la víctima y a no comunicarse con ella de ninguna forma. Entre las medidas más comunes están:

  • Orden de alejamiento: El agresor tiene prohibido acercarse a una determinada distancia de la víctima, sus hijos o familiares. Esta distancia es variable, pero normalmente es de al menos 500 metros, dependiendo de la gravedad del caso.
  • Prohibición de comunicación: Se impide cualquier tipo de comunicación por parte del agresor, ya sea por teléfono, mensajes de texto, correo electrónico, redes sociales o a través de terceras personas. Esta medida también se aplica para proteger a los hijos o familiares cercanos de la víctima.
  • Desalojo del domicilio familiar: Si el agresor convive con la víctima, el juez puede ordenar su expulsión inmediata de la vivienda, otorgando su uso y disfrute a la víctima y, si los hay, a los hijos. El agresor no podrá regresar al domicilio sin autorización judicial, lo que asegura que la víctima pueda seguir viviendo en su hogar de manera segura.

Estas medidas no solo proporcionan protección física, sino que también contribuyen a mejorar el bienestar psicológico de la víctima, al reducir el miedo a encontrarse con el agresor o ser acosada por él. De esta forma, la víctima puede comenzar a recuperar su sentido de seguridad y estabilidad emocional.

Derecho a asistencia legal

Uno de los aspectos más importantes de una orden de protección es que garantiza a la víctima acceso a asistencia legal gratuita. Esto significa que desde el momento en que se solicita la orden, la víctima tiene derecho a ser representada por un abogado de oficio especializado en violencia de género, si no tiene los recursos para contratar uno.

Este derecho asegura que la víctima no estará sola durante el proceso judicial y que tendrá a su disposición un experto que la guiará en todo momento, desde la presentación de la denuncia hasta la comparecencia ante el juez y las posibles apelaciones. Además, los abogados especializados en violencia de género pueden asesorar a la víctima sobre otras medidas legales disponibles, como la solicitud de divorcio, la custodia de los hijos o la pensión alimenticia, si es necesario.

Derecho a medidas civiles relacionadas con los hijos

Cuando hay menores implicados, la orden de protección no solo vela por la seguridad de la víctima, sino también por la de los hijos. En este sentido, el juez puede establecer medidas cautelares civiles relacionadas con la custodia de los hijos y el régimen de visitas del agresor. Estas medidas buscan garantizar que los menores no queden expuestos a situaciones de violencia o maltrato.

Entre las medidas más comunes se incluyen:

  • Suspensión del régimen de visitas: Si el juez considera que existe un riesgo para los hijos, puede suspender temporalmente o de manera indefinida el régimen de visitas del agresor.
  • Régimen de visitas supervisado: En caso de que no se suspendan las visitas, el juez puede ordenar que las mismas se realicen bajo supervisión de un profesional, para garantizar que los encuentros entre el agresor y los hijos se desarrollen en un entorno seguro.
  • Modificación de la custodia: Si la víctima y el agresor comparten la custodia de los hijos, el juez puede otorgar la custodia exclusiva a la víctima durante el tiempo que dure la orden de protección, protegiendo así el bienestar de los menores.

Derecho a protección social y apoyo psicológico

La violencia de género no solo tiene un impacto físico, sino que deja profundas secuelas emocionales y psicológicas en las víctimas y sus hijos. Por ello, la orden de protección también otorga el derecho a recibir asistencia social para ayudarte a reconstruir tu vida después de una situación traumática.

Entre los recursos sociales a los que puedes acceder están:

  • Asistencia psicológica gratuita: Las víctimas de violencia de género tienen derecho a recibir tratamiento psicológico especializado para tratar los efectos del maltrato, como ansiedad, depresión o trastorno de estrés postraumático. Este apoyo también se extiende a los hijos o personas dependientes que hayan sido afectadas por la violencia.
  • Acceso a servicios de protección: Existen programas de protección policial para garantizar la seguridad de la víctima en situaciones de riesgo elevado. En algunos casos, se puede solicitar la instalación de dispositivos de seguimiento, como pulseras telemáticas, para controlar que el agresor respete las medidas de alejamiento.
  • Ayuda para el acceso a una nueva vivienda: Si la víctima necesita abandonar el domicilio familiar por razones de seguridad, tiene derecho a solicitar ayuda para el acceso a una vivienda protegida o recibir asistencia económicapara cubrir los gastos de un alquiler temporal.

Además, las víctimas pueden contar con servicios de orientación laboral, que les ayudan a encontrar empleo o a mejorar su situación económica, facilitando su independencia del agresor.

Derecho a protección laboral

El impacto de la violencia de género también puede afectar al ámbito laboral de la víctima, ya que puede tener dificultades para mantener su trabajo o asistir al mismo de manera regular debido al trauma o al miedo de encontrarse con el agresor. La ley española contempla una serie de medidas para proteger los derechos laborales de las víctimas de violencia de género, permitiéndoles conciliar su recuperación con sus responsabilidades laborales.

Entre estas medidas, se incluyen:

  • Reducción de jornada o reorganización del horario de trabajo: Si la víctima necesita adaptar su jornada laboral por razones de seguridad o salud, puede solicitar una reducción de jornada o un cambio en sus horarios sin que esto afecte negativamente a su situación laboral.
  • Suspensión del contrato de trabajo con reserva del puesto: La víctima tiene derecho a solicitar una suspensión temporal de su contrato de trabajo por razones de seguridad o para recuperarse del trauma, con la garantía de que podrá reincorporarse a su puesto una vez finalice la suspensión.
  • Traslado a otro centro de trabajo: Si la víctima trabaja en un lugar cercano al agresor o si el entorno laboral supone un riesgo para su seguridad, puede solicitar el traslado a otra sede o departamento de la empresa sin perder su antigüedad o condiciones laborales.

Derecho a medidas económicas

Para muchas víctimas, la dependencia económica del agresor es un obstáculo significativo para romper el ciclo de la violencia. La orden de protección también garantiza el acceso a ayudas económicas que permitan a la víctima sostenerse a sí misma y a sus hijos, lo que les proporciona una mayor autonomía y les ayuda a alejarse del agresor.

Estas medidas incluyen:

  • Rentas de inserción o ayudas de emergencia: Dependiendo de la situación económica de la víctima, puede solicitar subsidios o ayudas especiales que cubran gastos esenciales como alimentación, vivienda o necesidades básicas de los hijos.
  • Pensiones alimenticias: Si la víctima tiene hijos a su cargo, puede solicitar que se fije una pensión alimenticia para garantizar el sustento de los menores.
  • Ayuda para la inserción laboral: También existen programas de inserción laboral para ayudar a las víctimas a encontrar empleo o a mejorar su situación económica, facilitando así su independencia del agresor.

¿Qué sucede después de obtener una orden de protección?

Una vez que se ha obtenido una orden de protección en un caso de violencia de género, comienza una nueva etapa para la víctima, donde el objetivo principal es garantizar la seguridad y evitar el contacto con el agresor. Sin embargo, este es solo el inicio de un proceso en el que la víctima debe estar al tanto de los siguientes pasos para asegurar que las medidas impuestas por el juez se cumplan correctamente. Además, es fundamental que la víctima sepa qué puede hacer en caso de que el agresor incumpla alguna de las condiciones impuestas por la orden.

Cumplimiento y seguimiento de las medidas impuestas

Cuando el juez concede una orden de protección, se le notifica inmediatamente al agresor sobre las medidas cautelaresque debe cumplir. Estas medidas pueden incluir la orden de alejamiento, la prohibición de comunicación, y en algunos casos, el desalojo del domicilio familiar. A partir de este momento, las autoridades policiales tienen la responsabilidad de hacer cumplir las disposiciones establecidas.

Control policial

El cumplimiento de la orden de protección está supervisado por las fuerzas de seguridad. En muchos casos, la policía local o la Guardia Civil realizarán un seguimiento regular para asegurar que el agresor respeta las medidas impuestas. Si se ha dictado una orden de alejamiento, las autoridades pueden realizar controles periódicos en los lugares que frecuenta la víctima, como su domicilio o lugar de trabajo, para verificar que el agresor no se acerque.

En casos de alto riesgo, se pueden implementar dispositivos de vigilancia adicionales, como el uso de pulseras telemáticas para controlar la ubicación del agresor. Estos dispositivos permiten que las autoridades sean notificadas en tiempo real si el agresor se aproxima a la víctima, lo que facilita una intervención inmediata en caso de incumplimiento.

Comunicación con las autoridades

Es importante que la víctima mantenga una comunicación constante con las autoridades. Cualquier señal de que el agresor podría estar incumpliendo alguna de las medidas impuestas por la orden de protección debe ser notificada de inmediato. Esto incluye intentos de contacto por cualquier medio (teléfono, mensajes, redes sociales) o la aproximación física a lugares prohibidos, como el domicilio o el lugar de trabajo.

En caso de que se detecte un incumplimiento, la víctima debe denunciar inmediatamente el hecho a la policía o a su abogado. El incumplimiento de una orden de protección es un delito grave y puede conllevar consecuencias legales más severas para el agresor, como multas o penas de prisión. Las víctimas no deben subestimar ningún intento de contacto por parte del agresor, por mínimo que parezca, ya que esto puede poner en riesgo su seguridad.

Renovación y duración de la orden de protección

Las órdenes de protección no son indefinidas; tienen una duración determinada que puede variar en función de las circunstancias del caso. En general, la orden se mantiene vigente mientras persista el riesgo para la víctima, pero es importante que la víctima y su abogado hagan un seguimiento regular del estado de la orden.

Solicitud de renovación

En muchos casos, cuando la orden de protección está próxima a expirar, la víctima puede solicitar una prórroga si considera que el riesgo persiste. Para ello, su abogado deberá presentar una solicitud al juez que dicto la orden inicial, explicando los motivos por los cuales se considera necesario mantener las medidas cautelares. Esta solicitud puede estar respaldada por nuevas pruebas o por informes de seguimiento realizados por las autoridades o por el equipo de asistencia social.

El juez evaluará si las circunstancias de la víctima han cambiado o si el riesgo sigue presente, y decidirá si es necesario prorrogar la orden. En algunos casos, puede modificar las medidas, eliminando aquellas que ya no sean necesarias o reforzando otras para garantizar una protección más efectiva.

Modificación de las medidas cautelares

A lo largo del tiempo, la situación de la víctima puede cambiar, lo que puede llevar a una modificación de las medidas cautelares impuestas por el juez. Por ejemplo, si la víctima se muda de ciudad o cambia de trabajo, puede ser necesario ajustar la orden de alejamiento o la prohibición de comunicación para adaptarla a la nueva situación.

Asimismo, en casos donde el agresor haya incumplido las medidas o se detecten nuevos riesgos para la seguridad de la víctima, el juez puede reforzar las medidas cautelares. Esto podría incluir un endurecimiento de las restricciones de alejamiento o la imposición de nuevas prohibiciones que aumenten el nivel de protección.

Acceso a recursos de apoyo y protección social

Después de obtener una orden de protección, la víctima tiene derecho a acceder a una serie de recursos de apoyo que le permitan comenzar a reconstruir su vida. Estos recursos están disponibles tanto a nivel legal como social, y son fundamentales para asegurar que la víctima pueda mantenerse alejada del agresor y recuperar su estabilidad emocional y económica.

Asistencia psicológica y social

La asistencia psicológica es uno de los recursos más importantes que ofrece la orden de protección. Las víctimas de violencia de género suelen sufrir traumas emocionales profundos, como ansiedad, depresión o estrés postraumático. Es fundamental que reciban apoyo psicológico especializado para superar estos problemas y recuperar su bienestar emocional.

Además, muchas víctimas pueden necesitar asesoramiento social para acceder a ayudas económicas, encontrar una nueva vivienda o asegurar el bienestar de sus hijos. Las organizaciones de apoyo a víctimas de violencia de género pueden ofrecer estos servicios y ayudar a la víctima a establecer una nueva vida lejos del agresor.

Ayudas económicas y laborales

En muchos casos, las víctimas de violencia de género dependen económicamente de sus agresores, lo que puede dificultar que se alejen de ellos. Una vez obtenida la orden de protección, la víctima tiene derecho a acceder a ayudas económicasque le permitan cubrir sus necesidades básicas y las de sus hijos. Estas ayudas pueden incluir subsidios de emergencia, rentas de inserción o asistencia para el alquiler.

Además, si la víctima trabaja, la ley española contempla una serie de medidas laborales para proteger su empleo. Por ejemplo, puede solicitar una reducción de jornada, un cambio de puesto o incluso una suspensión temporal del contrato sin perder su empleo. Estas medidas permiten que la víctima se concentre en su recuperación sin preocuparse por perder su trabajo o fuente de ingresos.

Preparación para el juicio y la continuación del proceso judicial

Obtener una orden de protección es un paso crucial, pero no cierra el proceso judicial. En la mayoría de los casos, la orden de protección es parte de un proceso penal más amplio en el que se juzgará al agresor por los delitos cometidos. Durante este proceso, es fundamental que la víctima siga colaborando con su abogado y las autoridades judiciales para asegurar que el caso avance de manera adecuada.

Recopilación de pruebas y preparación para el juicio

El abogado de la víctima trabajará para reunir pruebas adicionales y preparar el caso de cara al juicio. Esto puede incluir la recopilación de testimonios, informes médicos o psicológicos, y cualquier otra evidencia que respalde el relato de la víctima. Es importante que la víctima colabore estrechamente con su abogado, proporcionando toda la información relevante y manteniéndose disponible para cualquier cita o comparecencia judicial.

Durante este tiempo, el apoyo emocional es clave. La víctima debe aprovechar los servicios de apoyo psicológico y asesoramiento legal para mantenerse fuerte y preparada para afrontar el proceso judicial con la confianza de que se hará justicia.

¿Qué hacer si el agresor incumple la orden de protección?

Si en algún momento el agresor incumple las medidas impuestas por la orden de protección, ya sea acercándose a la víctima, contactándola o incluso amenazándola indirectamente, la víctima debe denunciarlo de inmediato. El incumplimiento de una orden de protección es un delito en sí mismo y puede agravar las sanciones contra el agresor.

En estos casos, la víctima debe contactar a las autoridades policiales o a su abogado, quienes tomarán las medidas necesarias para protegerla. El agresor puede ser arrestado y enfrentar consecuencias legales más severas, incluyendo penas de prisión.

Preguntas frecuentes sobre la orden de protección en violencia de género

1. ¿Es necesario tener pruebas para solicitar una orden de protección? No es obligatorio, pero es recomendable aportar pruebas (como mensajes, fotos o testigos) para que el juez pueda tomar una decisión más fundamentada.

2. ¿Qué pasa si el agresor incumple la orden de protección? El incumplimiento de una orden de protección es considerado un delito, y el agresor puede enfrentarse a penas de prisión o multas.

3. ¿Puedo pedir una orden de protección aunque no haya denuncias previas? Sí, no es necesario haber denunciado anteriormente al agresor para solicitar una orden de protección.

4. ¿Cuánto tiempo tarda en concederse una orden de protección? Normalmente, se resuelve dentro de las 72 horas posteriores a la denuncia.

5. ¿Qué puedo hacer si el juez no concede la orden de protección? Si el juez rechaza la solicitud, puedes presentar un recurso con la ayuda de tus abogados para que se revise la decisión.